Honramos su vida evocando los momentos compartidos para mantener vivo su recuerdo en nuestros corazones, enalteciendo su calidad humana.
Quédate señor conmigo y no te vayas nunca; pues el pensar que te vas, me causa un terrible miedo; que si yo sin ti me quede, que si tú sin mí te vas.
Llévame en tu compañía a donde tú vayas Jesús; porque bien sé que eres tú la vida del alma mía.
Si tú, vida no me das, sé que alcanzarla no puedo; cuando yo sin ti me quede, cuando tú sin mí te vas.
Por eso; más que a la muerte, temo Señor tu partida, y quiero perder la vida, mil veces más que perderte; pues la inmortal que tú das, sé que alcanzarla no puedo, cuando yo sin ti me quede, cuando tú sin mí te vas.
¡Señor mío y Dios mío!
Creo Señor; fortalece mi fe.
Espero Señor; asegura mi esperanza.
Te amo Señor; inflama mi amor.
Me pesa Señor; aumenta mi arrepentimiento.
Quiero lo que tú quieras; lo quiero como tú quieras; lo quiero porque lo quieres; lo quiero cuánto lo quieres.
¡Señor mío y Dios mío!
Amén
Familiares y amigos extienden la invitación para dar el último adiós en un servicio que rinde homenaje a su vida.